La ESCUELA, del KIOSCO a la CASA
CASA del HISTORIADOR
SALON COMEDOR de la FAMILIA ESTRADA
Bolivar 466 - 1er. piso (Por escalera)
C.A.B.A.
Desde el
15 de Julio al 13 de setiembre de 2024
Dirección General de Museos, Patrimonio y
Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires
Ministerio de Cultura - GCBA
Curaduría y textos: Mariano Oropeza
Argentina es un caso único en las correspondencias entre revistas infantiles y el sistema escolar. Billiken y Anteojito, nacidas en la visión de dos emprendedores como Constancio C. Vigil y Manuel García Ferré, ambas que llegaron a superar el medio millón de ejemplares semanales, sostuvieron un fructífero diálogo desde sus inicios con la escuela argentina. Y fueron ambas iniciativas editoriales con tintes educativos que trascendieron el mercado nacional porque sus contenidos novedosos y populares portaban el afán de educar a los niños de Hispanoamérica.
Entre las secciones de las publicaciones que reproducían los distintos niveles primarios, las láminas constituían uno de los tesoros más buscados junto a las maquetas y las figuritas. En particular debido a que acababan de recortes que ilustrarían cuadernos y póster en aulas. El propio Vigil impulsó a mediados de los veinte la inclusión de vistosas láminas didácticas en Billiken como un modo de masificar valioso material escolar, a bajo costo, a todo el país, y desde los próceres a la botánica y la geografía.
En 1932 Vigil declaraba: “No existía el material escolar, ni los libros de texto. Por 20 centavos ofrecíamos láminas de próceres (dibujadas por Manteola, un prócer del plumín y la tinta china) que en las librerías costaban tres o cuatro pesos”.
Desde 1880 el proyecto escolar de mapas murales y láminas didácticas presentaba un indiscutible pionero y que empezó a convivir con los lujosos póster de las revistas infantiles, en las aulas de Ushuaia a La Quiaca. La Editorial Estrada, con el compromiso ciudadano de Ángel Estrada, proveía material didáctico a las escuelas de manera oficial, en principio importando mapas ingleses con contenido de cartógrafos argentinos y láminas de ciencias naturales francesas. Luego empezó a producirlas en la calle Bolívar 466, con sus propios equipos educativos y de diseño.
BILLIKEN
Billiken nació en 1919 junto a otra revista señera de los argentinos, ambas creaciones de Constancio Vigil, la deportiva El Gráfico.
La historia oficial nos contaba que Constancio C. Vigil tomó el nombre de un amuleto popular entre los niños de comienzos del siglo pasado, el llamado Billy Kent, aquel inspirado en un dios hindú. Representaba el deseo de buena suerte, alegría, entendimiento, paz y comunidad que se observa simbolizado en la primera portada de Billiken.
Y desde el principio Billiken se diferenció no solamente por apelar inéditamente a los niños: “Sé para tu madre un motivo de alegría"; "Procura descubrir tu vocación". "Un hoy vale más que dos mañanas", fueron algunas de las frases a pie de página, sino porque además reunió las más avanzadas ideas en educación y periodismo gráfico.
Así publicó historietas en serie, como por primera vez Superman para los latinoamericanos en los cuarenta, a la par de secciones orientadas a cada nivel escolar de acuerdo a la currícula educativa, y además reunió prestigiosas firmas y plumas notables como las de Gabriela Mistral, Horacio Quiroga, Arturo Capdevila, Leopoldo Lugones, Enrique Banchs, Borocotó, Juana de Ibarbourou o Jacinto Benavente; y dibujantes enormes de la talla de Lino Palacio, Dante Quinterno, Alberto Breccia y José Luis Salinas.
Muchas de las mil tapas originales que firmó Lino Palacio fueron donadas a escuelas de todo el país.
Con una larga vida hasta los dos mil en papel, la revista Billiken continúa su labor junto a las familias de manera online.
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En 1868 el presidente Sarmiento afrontaba el enorme desafío de expandir la educación popular para construir una Nación. A fin de su mandato, con la extraordinaria gestión en el área de Nicolás Avellaneda, se alcanzarían las mil escuelas y colegios, a partir de la pocas que existían en todos el país.
Y quien contribuye esencial a semejante revolución social, con sus textos y útiles escolares, resultó la Editorial Estrada. Seis años antes de la mudanza a Bolívar 466, la actual Casa del Historiador, el fundador Ángel Estrada, un prohombre de la Generación del 80 junto su hermano José Manuel, comienza a proveer los recursos pedagógicos a gran escala, con los textos pioneros de Juana Manso, Rafael Fragueiro, José Natale, Ernesto Bacio, Martín Coronado, Ángel Gallardo, Idelfonso Ramos Mejía, Carlos Biedma, Carlos Bunge y Andrés Ferreyra.
Asimismo asiste de forma integral al sistema educativo argentino como con el mobiliario, importando los pupitres modelos Pat-Fer y Andrew de Norteamérica desde 1889, aquellos de los bancos rebatibles de madera en hilera. Y las láminas didácticas y los mapas, que venían de Edimburgo, con la aprobación de nuestros geógrafos.
La capital escocesa era la sede de W. y A. K. Johnston Limited, la famosa firma que dominaría las reproducciones cartográficas y los historias naturales visuales en el Siglo XIX. Los Johnston fueron excelentes grabadores, antes de impresores, y la calidad de sus trabajos excede la copia hacia el vuelo artístico.
Ángel Estrada, uno de los grandes editores argentinos de todas las épocas, reconocía estos méritos en el papel entelado, y brindó de esta manera por décadas una calidad excepcional en las aulas y pizarrones públicos.
Lic. Mariano Oropeza (1971)
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